¿Qué es Branding?

Branding o Marketing. ¿Qué necesita tu negocio?

Caminaba por Vara de Rey. Un paseo peatonal de Ibiza lleno de restaurantes y bares. Un sitio para hacer vida social y donde los vermuts, las tapas y los acentos del mundo invaden la atmósfera. Ese día las personas estaban felices, brindaban y se abrazaban con caras conocidas que hacía tiempo no se encontraban de frente. 

Yo no fui la excepción. Me encontré con una persona que conocí hace mucho y por lo tanto, ahora no sabíamos nada la una de la otra. La pregunta vino con naturalidad:

  • ¡Cuéntame! ¿en qué estás ahora? ¿dónde trabajas?

  • ¡Trabajo por mi cuenta! Soy especialista en Branding y Comunicación, y ofrezco servicios de consultoría y gestión de marca para empresas y profesionales. 

BOOOM. Ahí venía la pregunta que me han hecho la mitad de las personas que conozco. 

  • Aquí en confianza… ¿Qué es es eso de Branding? ¿Es esto de las redes sociales, el logo y esas cosas de publicidad? 

OK. Creo que es hora de explicar algo que mucha gente no entiende pero le da vergüenza preguntar. Porque si algo he aprendido es que si existe una persona que en confianza te hace una pregunta, es porque diez que no se sienten tan seguros para soltar la duda tampoco lo saben.

Trataré de explicar: ¿Qué es Branding? Y por qué lo confunden con el Marketing. 

Explicado de manera práctica, branding es la disciplina que se ocupa de la creación y la gestión de la marca de una empresa o negocio. 

Aquí comienza la primera confusión, porque un negocio no siempre tiene marca y con esta pregunta vas a entender: 

¿Has comprado alguna vez un producto que es excelente, pero que aún usándolo todos los días no tienes idea qué marca es? A mi me pasa con el peine de mi hija. 

Ahí está la diferencia. Cuando hablamos de Branding, nos referimos a: 

  1. Identidad Corporativa: Quienes somos por dentro. Los pilares. El porqué de todo. 

  1. Imagen Corporativa: Lo que dicen nuestros clientes que somos. Es la forma como nos presentamos al mundo. 

¿Me sigues? No estamos hablando de un producto en sí. Estamos hablando de las tripas del negocio, de lo mas inconciente. Del mundo que envuelve a ese producto. 

Para explicarlo en un idioma universal, hablemos del AMOR y el ENAMORAMIENTO para usarlo como ejemplo, ya que estamos el famoso día de los enamorados. 

Cuando era adolescente creía que me enamoraba día sí, día no. Empezaba a conocer el mundo de los chicos y como yo no sabía muy bien qué buscaba, todo era motivo de atención. Curioseaba y en el proceso fui conociendo mis gustos. Me conocí a mi. La primera vez que sentí algo diferente a ese enamoramiento fugaz, fue porque la persona que tenía al frente cumplía con características que para mí eran muy importantes. Había dado con “mi cliente ideal” y ahora tenía una descripción. Podía definir en palabras lo que me gustaba de él. 

Decidida a verlo una vez más, elegí mi mejor vestuario para captar su atención “identidad formal” en la fiesta donde posiblemente nos veríamos esa noche. Estaba claro, me encantaba aquel chico flaco, divertido y tan social.

A los días lo comenté con una amiga. La profesional. Siempre hay una que sabe más que las demás y que se consolida como la experta en unir amores. Lo primero que hicimos fue cerrar la puerta de la habitación, poner el casete de Ace of Base y empezar a sacar ropa mientras nos dejábamos llevar por las risas y palabras. Ella parecía saber cómo funcionaban estas cosas a la perfección y dado que ya tenía toda la información del contexto, las siguientes preguntas sobre mí, ahora suenan menos incómodas que en aquel momento: ¿Cómo te definirías ahora?, ¿qué te gusta?, ¿qué quieres que vea de ti? Ahí empezó la “Identidad de marca”. 

Ella fue una profesional que me ayudó a no disfrazarme de algo que no era yo. Mi amiga supo potenciar mi estilo y personalidad, sacando lo mejor. Jeans altos y acampanados, camisa blanca muy pegadita y zapatillas altas de tacón. Cartera de flecos cruzada y mi pelo liso suelto para que bailara con viento… Alguien con experiencia dijo que todas las modas vuelven.

Entre las dos empezamos a trazar diferentes tácticas de encuentros casuales. Gestionamos relaciones en la que él y yo empezáramos a tener personas en común y pusimos en marcha un plan en el que yo fuera visible “Marketing”. Pero debo decir que siempre tuve algo muy claro: En todo lo que hiciera para estar cerca de mi primer amor, nunca dejaría de ser yo misma entregando la mejor versión de mi, sacando partido a mis mejores cualidades “Branding”.

Fue mi primer beso, mi primer novio y lo fue por años. Guardo recuerdos tan bonitos de aquella época, que ahora veo en retrospectiva, y valoro más que nunca lo mucho que nos conocíamos y respetábamos. Con él aprendí una lección que me ha servido también a nivel profesional:

Deshacerte de todo lo que no eres y no quieres, para elegir aquello que transmita la versión más auténtica de ti. Un sistema que, peculiarmente, comienza atraer justo a esas personas de las que te quieres rodear para toda la vida. Eso es Branding.

Y tú, ¿cuál lección de tu primer amor puedes aplicar hoy a tu vida profesional?

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